KODAK

FELICITACIÓN JUSTICIERA

La Junta Central del Partido Radical, que tiene entre otras la misión importante de repartir puestos públicos entre sus afiliados, ha acordado felicitar al señor Víctor Célis Maturana, por haber recibido, no sabemos si su papeleta de licenciado en leyes y ciencias políticas, o su título de abogado. En cualquier caso nos parece justa sabia y acertada esta determinación. El país se encuentra en la mejor y más envidiable de las situaciones: un cambio internacional que casi no cotiza la moneda chilena; un crédito exterior que solicita un interés que no envidiaría el más exigente de los usureros; una abundancia de trabajo que ha elevado a 200.000 el número de desocupados, y luego, un avance del reaccionismo clerical en todos los órdenes de la actividad cotidiana, que presagia días obscuros y llenos de peligro para la suerte futura del credo liberal. En estas condiciones verdaderamente edénicas ¿qué otra cosa podía hacer, sino repartir felicitaciones, el grupo de inteligentes radicales que capitanea el papábil Pedro Aguirre Cerda? Era esta medida una de las mejores que podían adoptarse para demostrar la cohesión y disciplina del partido, y probar que es, efectivamente un organismo de lucha y propaganda doctrinaria. Por otra parte, era justo premiar en alguna forma el esfuerzo paciente y poderoso realizado por el ex- Ministro Célis Maturana, que contribuyó a destituir al profesor universitario Vicuña. Fuentes, por haber tenido la peregrina ocurrencia de creer que se podían emitir libremente opiniones en una república democrática. El señor Célis Maturana era antiguo aunque no aventajado alumno del curso de leyes; por más de veinticinco años se le vio asistir día a día a las aulas universitarias con el fervor místico del que cumple un voto religioso. En repetidas ocasiones salió mal en los exámenes; algunos dicen que por secreta mala voluntad de sus profesores; otros afirman que por su excesivo espíritu de estudio y su. actividad mental perseverante. Nosotros creemos que todo fue por no saber que cosa era una letra de cambio –o un cambio de letra– detalle insignificante, al fin de cuentas, ya que tanto da escribir huevo... con h. o con v. corta; la pronunciación es igual en ambos casos y el resultado siempre es el mismo. Pero el señor Célis Maturana con una constancia que le honra a él y a su familia, prosiguió impertérrito sus estudios. Y después de haber movido influencias y de haber obtenido el nombramiento de una comisión examinadora compuesta por amigos de toda su intimidad, dio exámenes y salió bien. Además, como memoria de prueba escribió una obra de quinientos volúmenes, para ser entregada por cuadernillos al público, –igual que las joyas literarias de Luis de Val– intitulada; “De cómo sabiendo apenas las cuatro operaciones elementales de la Aritmética se puede ser un excelente Ministro de Hacienda”. Todos estos méritos y todas estas cualidades ¿no eran título suficiente para ganar la admiración y gratitud de sus correligionarios?

FILANTROPIA DE AGENCIERO

La catástrofe del norte ha servido para poner a prueba lo que se llama el espíritu de solidaridad de nuestros compatriotas. Todos, pobres y ricos, han contribuido en proporción con sus recursos, a mejorar la situación misérrima de los damnificados. Sólo que los primeros han obsequiado parte de su salario, y los segundos se han limitado a dar muchas pruebas verbales de profunda simpatía. Don Arturito, por ejemplo, pronunció un centenar de arengas patrióticas el día que visitó el “lugar del siniestro”; el Arzobispo de Santiago Crescente Errázuriz, pastor del ganado católico, ordenó hacer rogativas al Altísimo pidiendo que no se repitieran los fenómenos sísmicos, pero se guardó muy bien de dar un centavo. Algo parecido ha ocurrido con industriales y comerciantes. Estos, con una generosidad desconocida, han procedido a regalar un tanto por ciento de la venta del día que casualmente tenían la certeza de no vender absolutamente nada; aquellos, han obligado a sus operarios a contribuir con una cuota determinada, apareciendo ellos ante el público como los Mecenas del desprendimiento. Tal ha sucedido con el antiguo vendedor de barquillos Antonio Ferrer, dueño hoy día de una fábrica de calzado. Este señor, por intermedio de unos delegados de taller de toda su confianza, obtuvo que el personal del establecimiento que explota con habilidad suma, reuniera una apreciable cantidad de dinero destinada a ayudar a las víctimas del terremoto. Una vez en posesión de él, lejos de hacerlo llegar a manos del comité que controla todas las donaciones, se lo incautó, y en su reemplazo entregó un montón de alpargatas y chancletas viejas que el mismo avaluó con la honradez y conciencia que es de suponer en todo comerciante. El negocio ha sido seguramente de primer orden. Pero esto es nada ante la actitud hermosa del hombre que públicamente anuncia haber regalado tantos pares de zapatos, condolido del dolor y la desventura ajena... Y como lo único que todo el mundo generalmente conoce, es el gesto gallardo, no faltará quien aplauda esta acción meritoria de un comerciante altruista y generoso, que en verdad no pasa de ser un sórdido agenciero de calle atravesada de arrabal.

¡CUIDADO CON LAS COLECTAS!

Si el parlamentaritis Emilio Tizzoni, bebé mimado de la frailería, hablara contra el charlatanismo político; sí el ex-teniente de la reserva, Domingo Undurraga Fernández, director del asalto a la Federación de Estudiantes, tronara contra el bandidaje, sí Luis Barros Borgoño manifestara ser lo suficientemente letrado para desempeñar con acierto el interinato de la rectoría de la Universidad; si el radical de fila Fidel Muñoz Rodríguez, –cuyos servicios y adhesión parlamentaria pagó con un puesto diplomático Juan Luis Sanfuentes– volviera a repetir que “un hombre manchado con la sangre de sus conciudadanos jamás podrá ser Presidente de la República”; sí el senador católico Francisco Huneeus, el más impúdico de todos los agentes administrativos, clamara contra la corrupción de los servicios públicos y la inmoralidad de la enseñanza, sin duda alguna, nadie dejaría de sonreír discretamente ante tamaños descaros y semejante desvergüenza. Esto es precisamente lo que nos ha ocurrido con motivo de las persistentes campañas que realiza la prensa a favor de las colectas públicas, que están repitiéndose con alarmante periodicidad. De todo el mundo es sabido que bajo el pretexto de asilar huerfanitas, –la mayoría de las veces producto de la lascivia sexual de nuestras recatadas y cristianas aristócratas–, o bien con el disfraz de sostener Ollas Infantiles, que alimentan la futura generación de krumiros y sindicalistas blancos, bandadas de jovencitas “bien”, con sus respectivos machos, salen a traquetear por esas calles de Dios, mendigando el centavo del transeúnte descuidado y por lo mismo dadivoso. Pero el mal no se encuentra tanto en el fin para el cual se destina el dinero recogido, como en la ninguna seguridad que hay de que lo entreguen las personas que voluntariamente se ofrecen para organizar y dirigir las famosas colectas. ¿Quién, pongamos por caso, que sepa que el señor Carlos Alarcón, acusado de dolo en los documentos que se insertan en otra página, y director de la parte técnica de la última colecta, puede creer que íntegramente se ha entregado el total de lo recolectado? ¿Hay o no razón para poner en tela de juicio el resultado de las colectas?

JACOBO.

Nota: A fin de estar a salvo de cualquier rectificación posterior, hacemos presente que el señor Carlos Alarcón, al cual nos referimos, es el mismo señor que el año 20 procedió a expulsar a los anti-patriotas que se albergaban en la Federación de Estudiantes de Chile.

BENEFICIO

El Martes 5 del presente se dio un beneficio en el Teatro Esmeralda para ayudar a los huelguistas gráficos de Valparaíso. Nos han quedado de él dos recuerdos imborrables. 1.º El compañero Bunster salió a escena y rifó dos pares de zapatos regalados por la Zapatería “El Soviet” e hizo una disertación sobre los comerciantes, dividiéndolos en explotadores y amparadores del proletariado. Colocó a sus socios Barrios y Rodríguez entre los últimos. Un envidioso de la galería dijo que: los beneficios no debían aprovecharse para hacerle “réclame” a las tiendas, y que cuando oía a los revolucionarios hablar seriamente de la Zapatería “El Soviet”, se recordaba de los veteranos del 79 que se enternecen al nombrar el Cognac “Bandera Chilena”. 2.º Tomó parte activa en la fiesta el “gracioso” Pepe Martínez acompañado de su claque, quien lució una hermosa plancha de dientes postizos que no le conocíamos. Fue aplaudido rabiosamente y una señora casi abortó de hilaridad. El envidioso de la galería dijo que: Pepe Martínez había adquirido esos dientes postizos con el dinero que le dieron en la Federación Fisco-Nacional de Estudiantes cuando traicionó en el año 1921, acompañado de Pedro J. Malbrán, a la Federación de Estudiantes de Chile. Moraleja: El pan de los huelguistas obtenido en los beneficios está siempre manchado con hiel y por eso es amargo, pero el hambre lo endulza todo.

PILATOS.

ALGO QUE DEBE CAUSAR RISA.

No es extraño que algunos jueces sean mal intencionados, jugadores, borrachines, coimeros, irascibles, etc. No es raro porque son hombres y la humanidad tiene de todo. Ocurre a veces que un juez porque está molesto retarda la tramitación de tales o cuales procesos. Algo así ha sucedido en Talca. Los reos de la cárcel interpusieron recurso de amparo contra el juez del crimen porque les retardaba la tramitación de sus procesos. La Corte, poseída por el celo de la justicia y guiada por la inteligencia, hace que el propio juez acusado informe sobre la incorrección que se le imputa. Y naturalmente el juez informa a conciencia. Tan a conciencia que siempre encuentra un argumento que lo favorece. La Corte, entonces, con toda seriedad estudia el informe y resuelve en contra de los quejosos. Estos tienen que convencerse que no tienen la razón y tienen que pudrirse en la cárcel.

G. V.