Las nuevas tendencias del arte

Vicente Huidobro, uno de los más estimados poetas creacionistas en Europa, nos envía una tarjeta desde Madrid en la que, en breves frases luminosas, nos traduce su entusiasmo y su fe por las nuevas tendencias a que, desde hace tiempo ya se pretende orientar el Arte. De entre estas tendencias –que son legión– el movimiento “Dada” es el que más se ha discutido por ser el más extraño, el más dislocado, el más contradictorio.

Adjunto a la tarjeta de nuestro corresponsal, encontramos las primeras proclamas dadaistas, cuyas traduciones a continuación y sin comentarios, damos a nuestros lectores:

 

“Dada: El arte se adormece para la natividad del mundo nuevo. “Arte” –palabra cacado reemplazada por Dada, plesiosauro o moquero. El talento que se puede aprender, hace del poeta un droguero. Hoy la crítica balanza, no proyecta ya analogías. Hipertróficos pintores, hiperestesiados e hipnotizados por los pacintos de los alhuedanas de apariencia hipócrita. Consolidad la cosecha de los cálculos exactos. Hipódromo de las garantías inmortales. No hay ninguna importancia, no hay transparencia ni apariencia. Músicos, romped vuestros instrumentos ciegos, sobre la escena. De este momento odio al hombre que cuchichea antes del entreacto –agua de colonia-, teatro agrio. El viento alegre. Si todos dicen lo contrario, es que tienen razón. La jeringa no me entra en la cabeza. Escribo porque es natural, “comme je pisse”, lo mismo que me pongo enfermo. Eso no tiene importancia sino para mí y, relativamente. El arte necesita de una operación. El arte es una pretensión caldeada en la timidez del depósito urinario. La histeria nacida en el taller. Buscamos la fuerza recta, pura, sobria, única. No buscamos nada; afirmamos la vitalidad de cada instante, la antifilosofía de las acrobacias espontáneas. Preparad la acción del geyser de vuestra sangre –formación submarina de aviones transcromáticos, metales celulares y cifrados en el salto de las imágenes. Por encima de los reglamentos de lo Bello y de su contraste. ¡Esto no es para los fetos, que siguen adorando su ombligo! ”. La proclama anterior, viene firmada por Tristán Tzara, freviente dadaísta que dirige en Zurich, con acierto único, una interesante revista de arte nuevo. Al pié de la siguiente, vemos la firma –en América desconocida– de Francis Picabia. Veamos lo que dice : “La idea sentimental es una máscara para conocer al público, yo soy pagano como dios, y este es un estado que no se parece al apostolado... Cantar, esculpir, escribir, pintar, ¡No! Mi único fin, es una vida más sedosa y no mentir más, ser la multitud que crea en sus actos emoción genital y catástrofe, filtros y cirugía, olores y ortografía, entusiasmos y acariciar, gastar los muebles, contacto con la realidad provecho real, grande y bello, la palabra de la definición es absoluta Ali-Baba.