SANFUENTES TITIRITERO

Hay famas que nacen y se desarrollan, sin que nadie pueda explicar cómo ni por qué nacen y se desarrollan. A esta especie pertenece el prestigio que, a pesar de sus desaciertos y de sus fracasos, aureola la rubicunda persona del presidente “más funesto” que ha tenido Chile. Sanfuentes es un gallo! -exclaman los cándidos ciudadanos de nuestra Arcadía.- Maneja los políticos a su antojo... Hace esto... Hace lo otro.. Ah!.. Oh!.. Uh!... Y la ola e extiende - Sanfuentes es un gran estadista... Sanfuentes es un genio... Oh!, Ah!... Sanfuentes es un infeliz... Tal es la verdad. Lo que Sanfuentes ha hecho lo haría cualquiera, a condición de dedicarse a ello, y de aportar a su acción unas cuantas toneladas de cinismo. Las buenas gentes se imaginan que manejar políticos es asunto sobrenatural... Error... Conocer un poco el ambiente; explotar las pasiones, aflojar un poco aquí para apretar allá... he aquí toda la ciencia del titiritero político... Cuando se posee una personalidad, puede irse lejos, y lograrse mucho; cuando se es Sanfuentes; se llega fatalcente a la claudicación y al comercialismo. ¿De qué ha servido a Sanfuentes ese fenomenal talento que le suponen los inocentes? ¿Ha logrado solucionar con él un solo problema?... Nó; en cambio ha conseguido llevar hasta sus límites extremos el desbarajuste económico, el desquiciamiento político, el fracaso diplamático, la debacle social... Hay un punto, no obstante, donde Sanfuentes supo aplicar con resultados positivos su talento. Me refiero al logro de sus ambiciones personales... Al respecto, corre por ahí una anécdota sugestiva: Después del triunfo de los reaccionarios, el año 91, Sanfuentes tuvo el honor de recibir, en compañía de otros personajes representativos, y de las propias manos de sus aliados de hoy, una senda y convincente paliza. Sanfuentes maltrecho y humillado, juró -al menos así aseguran los malas lenguas,- que habían de ser sus propios apaleadores quienes, más tarde o más temprano lo llevaran a la presidencia. Cualquiera se imagina a Sanfuentes convertido en vengador de Balmaceda!... Pero Sanfuentes carecía de valor, y, además... las palos duelen; ellos lo demostraron, también, la enorme fuerza del partido conservador... Por eso Sanfuentes, después de meditarlo bien, se pasó al lado de sus victimarios. Poco a poco, renegando todas las doctrinas de Balmaceda, consiguió filtrarse en los círculos dirigentes; y, concediendo siempre algo, llegó a colocarse en situación de utilizar las adquisiciones de su accidentado aprendizaje. En un medio corrompido, cualquier audaz puede obtener lo que desee, a condición de dar lo que le pidan... Y esto ha sido el secreto con que Sanfuentes, colocado en la putrefacción ambiente, la ha explotado... y ha sido explotado por ella... Nada más; ahora que Sanfuentes jugaba con cartas, sin ningún valor para él; su conciencia y la nación. A los ojos de las buenas gentes, sólo trasciende el gésto de malabarista con que el presidente tal mueve a los políticos: la explotación que los políticos ejercen sobre él, no se vé; pero el país siente en carne viva los resultados de esa permuta de desvegüenzas.