SANFUENTES Y SU CAMARILLA

 

LA ÚLTIMA CENA

 

“Las águilas vuelan solas, los cuervos en bandadas” dijo un hacedor de frases. En el caso de los gobernantes de Chile este adagio es una fuerte verdad. Sanfuentes, que como corredor de la Bolsa, toda su vida ha tenido sinceramente que buscar la complicidad de muchos para enriquecerse, ha actuado en la Presidencia rodeado de un grupo de hombres que junto con aislarlo de sus gobernados, le han creado un ambiente artificial, muy beneficioso para sus maquinaciones e intereses personales. Don Juan Luis ha sido un servidor mártir de estos satélites y lo han desorientado en tal forma, que para poderse mantener en su puesto se ha visto obligado a satisfacer todas las mezquindades del grupo que le ha acosado con la insistencia de una bandada de mosquitos. Naturalmente que como buen comerciante, que aun saca ganancia de la frutita picada y los comestibles averiados, él también ha sacado el mayor beneficio de su camarilla Este grupo ha estado compuesto de personajes de todas las esferas sociales y es de una calidad muy heterogénea, pero con una característica común: todos estaban dispuestos a atropellar principios y personas, siempre que esto los beneficiara pecuniariamente, estaban poseídos de un arrivismo feroz. Aparecían actuando en conjuntos políticos de todos los partidos burgueses y de los credos más distintos, comerciantes, militares, frailes, profesores, estudiantes y obreros... Todos ellos se valorizaban urdiendo intrigas e imaginando movimientos de transcendencia revolucionaria en sus círculos de acción, los cuales estaban en su mano hacerlos fracasar, siempre que S. E. lo deseare. El hombre de la cabeza de remolacha (1) se enternecía ante tamaño desprendimiento, concedía ascensos al delator del imaginario complot, pero.. él también sacaba su troncha de la situación y pagaba servicios con las vacantes producidas a raíz de las investigaciones y si se podía ganar algunos pesitos en la Bolsa no perdía la ocasión.

ELLOS...

ENRIQUE ZAÑARTU PRIETO Chico, ñato, ágil, amatonado, pseudo-sociólogo, firma malos artículos, que generalmente escribe o inspira Oscar Urzúa. Hizo la crítica de “El Capital” en una columna de periódico, con una enumeración de ejemplos propios del criterio de una verdulera del Mercado o de un almacenero genoves. Odia a los obreros y a los estudiantes porque le destrozaban sus argumentaciones negras, cuando ( trató de introducirse entre los revolucionarios. Es rencoroso y cuando sufre una derrota vergonzosa, contesta con desafíos duelísticos, y si se trata de atacar a una organización, azuza los irresponsables en su contra, para que la destruyan vandálicamente. El ofreció impunidad tácitamente a las hordas blancas, al incitarlas a la destrucción de la Federación de Estudiantes; después se escurrió cobardemente ante las acusaciones parlamentarias del senador Feliú. Es un jesuíta con alma de matón. En épocas electorales simula interesarse por el pueblo: predica la caridad, como principio, pero... la hace con dinero ajeno; propicia la fundación de comidas populares, para vender alimentos baratos a los obreros de las ciudades, mientras en sus campos los inquilinos bostezan de hambre; defiende las colectas y fiestas de caridad, en que las mujeres derrochan su coquetería de hembras seductoras y las clases altas aparecen beneficiando al pueblo con dinero que debían del pueblo o que se debe a la renta de una aristócrata imbécil, de una sonrisa femenina o de un halago insulso. Merodea alrededor de la presidencia y la desea ardientemente, pero sabe que le queda grande; hace la impresión triste de esos quiltros diminutos, que olfatean, persiguen y acosan a una perra grande y fuerte.

LUIS CLARO SOLAR Un día se convenció que en Chile, para enriquecerse fácilmente, no teniendo capital, se necesita estar en el gobierno y se metió al Parlamento; ha arrastrado consigo a sus parientes, porque necesita socios en la política. Fué liberal, porque le convenía; hoy actúa como conservador: los principios no le interesan, lo esencial es llenar el bolsillo. En una ocasión necesitó popularidad y dictó un decreto, prohibiendo la venta de alcohol en las salitreras; la opinión sana del país se entusiasmó y lo aplaudió; la prensa pregonó su nombre; pero los viñateros no se alarmaron y siguieron cultivando su amistad. Esto tiene una explicación: el decreto no se cumpliría y don Luis Claro Solar lo había dictado con esa convicción; lo interesante era popularizarse, lo demás no tenía importancia. Y la organización de esta “república democrática” tiene algunas ventajas para los comerciantes. En la mirada de algunos hombres hay como una irradiación de su alma: se conoce su personalidad en la expresión de sus ojos. Don Luis Claro Solar es así: sus ojos tienen la dureza y el brillo metálico del oro.

GONZALO BULNES El concertador de las corridas de toros tiene todos los defectos de los toreros y aficionados a las lidias de toros, porque vive hurgando la vida de todos los hombres que actúan en las corridas y se forma una renta, relatando en los periódicos sus intimidades. Este oficio es vil, porque se ocupa de chismografiar, alrededor de un espectáculo cruel, sin sacar ningún beneficio para los hombres, sino para llenar el estómago del relator. Hay autoridades que hacen este papel, comentando las lides de los hombres en una forma minuciosa y repugnante, sin sacar de estas luchas raquíticas ninguna conclusión útil o bella. Don Gonzalo Bulnes ha hecho esto al escribir la Historia de la Guerra del Pacífico, negociando con la impresión de un montón de manuscritos y detalles, que no tienen otro objeta que haber ensuciado con tinta de imprenta muchas resmas de papel que valdría más en blanco. Como hombre honrado, citaremos un hecho: un hijo suyo fue muerto en el Norte de una estocada que le dió un español al cual, dicen que don Gonzalo arruinó, mediante la falsificación de documentos en un proceso por estacas salitreras. Estos españoles son muy calumniadores y crueles... Pero, pese a los españoles, don Gonzalo Bulnes es el más patriota de los chilenos; para demostrarlo citaré un documento parlamentario. Se trataba de la movilización; los oligarcas de este país habían hecho alarde de ir al Norte a defender la patria; en el momento de discutir la ley que declaraba exentos del servicio militar obligatorio y les daba el grado de tenientes de reserva a los jóvenes de la guardia blanca, que se habían enrolado en el ejército, don Gonzalo exclamó: “Nuestros hijos se sentirían defraudados en sus esperanzas, si después de tres meses que dure la movilización, no regresaran a sus hogares como tenientes del ejército y con su servicio militar cumplido”. ¿De modo que los hijos de los oligarcas sabían que iban al Norte a cumplir su servicio militar obligatorio y a obtener el grado de tenientes de reserva y nó a defender la patria lisa y llanamente? Es muy franco y muy patriota don Gonzalo... LORENZO MONTT Como Ministro de Justicia, ha sido la mano oculta que presidió el movimiento de opinión que quería exterminar a esa baja ralea indeseable, que algunos han descubierto que está compuesta de subversivos. Y como Ministro de Instrucción Pública tuvo preponderante actuación en los días en que la vindicta popular descargó sus furias contra esa maléfica institución, que se ha denominado Federación de Estudiantes, antes que él la fulminase por un decreto del Consejo de Estado. Hubo entonces un profesor -¡oh, horror de los horrores!- que se permitió intervenir al lado de la muchachada. El representante de la santa indignación contra tal deshonesto personaje, fue nuestro querido -biografiado- don Lorenzo Montt. Personas que miraron con ojos torcidos y labios maldicientes la intervención de don Lorenzo en estos asuntos, no han comprendido que estas ocasiones en que se halla interesado la salud pública, no importa que un Ministro tuerza -pretenda torcer- la voluntad de los encargados de dictaminar en esa cuestión. Pero los subversivos, en esa, como en otras ocasiones, han salido bien de todas esas sutiles redes...

LADISLAO ERRAZURIZ Hay individuos que tienen un destino excepcional. La filosofía popular dice de ellos que han nacido de pie. Nosotros no queremos suponer a don Ladislao -Errázuriz Lazcano- nacido de pie. Jamás! Pero sí poseedor de esa suerte a que nos referimos. Don Ladislao, acaso por una rara analogía entre él y don Lorenzo Montt, fué ungido por Juan Luis Ministro de la Guerra. Don Ladislao no es un hombre sanguinario. Don Ladislao no puede creer que para engrandecer a su patria se le quiera menoscabar el territorio a la de otros hombres que son tan patriotas como los chilenos. Por lo demás, don Ladislao no fué nunca militar, ni mucho menos: En una conversación privada nos declaró que no ha manejado un revólver en su vida. Pero Juan Luis es Dios: hizo a don Ladislao a su imagen y semejanza, y le dió un soplo, cuando le ungió Ministro de la Guerra, hace no mucho. Desde entonces don Ladislao representó la fuerza armada que defiende a Chile de las asechanzas enemigas. Indudablemente que, por el método incontrovertible que se contiene en el aforismo: el derecho de la fuerza. Don Ladislao tuvo que disponer de un arma que no sabía manejar. Pero la florida aristocracia de Chile se adap-fácilmente, y don Ladislao pudo manejar a los legionarios, que cualquier día defenderán, a sangre y fuego, el honor nacional. Llegó Julio -el inmortal- y llegó para don Ladislao la ocasión de lucirse en su nuevo papel. Así se va convirtiendo él también en inmortal. La filosofía popular diría que don Ladislao ha nacido de pie. A nosotros, líbrenos Dios -y no nos referimos a Juan. Luis- de exclamar semejantes blasfemias!

JOAQUIN DIAZ GARCES La estudiantofobia no es cosa de hoy: los aguerridos periodistas que han escrito en “El Diario Ilustrado” -¿sale eso todavía?– la han tenido de antiguo. Pero nace en ellos de su simpática actitud de ataque a la enseñanza del Estado, extendida –naturalmente– a los frutos de ella. Las numerosas campañas de ese órgano de publicidad contra la instrucción pública, han tenido a Díaz Garcés entre sus primeros adalides. El humorismo de Díaz Garcés –humorismo troglodítico de bilioso– se ha convertido muchas veces en acerados ataques, en pujanzas terribles en contra de los estudiantes y sus fuentes. Chile debe mucho a Díaz Garcés. Será tal vez recíproca de sus numerosas deudas de otro género. Pero Chile debe mucho a Díaz Garcés. Cuando este soberbio esteta –en serio, sin duda– desempeñó la dirección de la Escuela de Bellas Artes, la gente de chambergo le manifestó su odio tremendo, sin atenuantes. ¿Y por qué? Sencillamente por envidia. Claro. Ellos –todos– eran unos pobres diablos sin capacidad artística, sin dinero, sin apellidos articulados. Es muy humano que odiaran a aquél, cuya fama ha pasado las nevadas cumbres y atravesado los mares. Pero él, desde la cumbre de sus merecimientos, comenzó a emplear una táctica de terror que... no sirvió para nada. Pero sigamos con otro aspecto de Díaz Garcés. Salió de “El Diario Ilustrado” y plantó su tienda en “El Mercurio”. Coincidió esto con una disminución de la tirada de ese diario. Pero no importa eso. Don Joaquín Díaz no es hombre que se deje influir. Cuando llegó la campaña presidencial, Díaz Garcés armó una bronca más que estridente: no aceptó que se publicara la Página Aliancista, que por otra parte era una gran fuente de entradas para el diario. Entonces salió: por razones de pesos –sin referirnos a su enorme pesantez de sangre. Su campaña contra los estudiantes y los obreros siguió en “La Unión”, ya muerta, y en “El Diario Ilustrado”. El día que don Joaquín Díaz Garcés muera –quiera Dios que no sea nunca– tendrá entierro pomposo y estatua, después de no mucho.

JOSE ASTORQUIZA Y LIBANO Ciudadano peruano que no fué expulsado de Chile, ni encarcelado durante la persecución de peruanos, de Julio, Agosto y Septiembre de 1920, porque gozaba de la protección de la camarilla. Ministro de la Corte, nombrado especialmente para perseguir a sus compatriotas y a los obreros y estudiantes que no quisieron aplaudir la frasa de la movilización decretada por Ladislao, Astorquiza se hizo célebre en Chile y fuera de él por el asesinato del estudiante y poeta Domingo Gómez Rojas. Cayó en desgracia con Alessandri, porque lo quiso meter en un lío fenomenal, demostrando que junto con la I. W. W., la casa Besa y la Federación de Estudiantes, había recibido, dinero del Perú.

EUGENIO CASTRO Ex-Jefe de la Sección de Seguridad, de la cual hubo de retirarse por una formidable campaña periodística en que se le demostró que tenía como subordinados a antiguos bandidos y que se prestaban para cualquiel acto criminal de los magnates, Eugenio Castro ha sido designado jefe del servicio contra el espionaje de los compatriotas de Astorquiza. No ha logrado descubrir nada, porque no ha querido hacerlo. Ha caído en desgracia de Alessandri, porque coadyuvó en la campaña electoral de Barros Borgoño. Sin embargo si sus servicios fuesen necesarios.................................. (Suprimido por la censura).

EL GENERAL FLORES Conocido hasta ayer con el nombre de coronel Flores este siniestro personaje ha sido uno de los más fieles colaboradores del régimen que termina. Representa el prototipo del militar de la columna vertebral elástica. Fué uno de los primeros en “darse vuelta la chaqueta'” cuando el candidato oficial de Sanfuentes fué derrotado por el advenedizo Alesandri. Los partidarios de la Alianza Liberal le guardan mucho rencor por las palizas que hizo dar, mediante los carabineros que comanda, a las turbas alessandristas. Sin embargo, no sería raro que –en este país donde surgen sólo los que tienen un raquis elástico– entrara a colaborar con los nuevos.

ALFONSO BULNES CALVO Hijo de su papá. Tan franco y patriota como éste. Tuvo la franqueza de declarar en el Senado que, como Gobernador de Magallanes, había saneado el territorio, al destruir a la Federación Obrera (2). En premio el Gobierno de Sanfuentes, intentó mandarlo a la Liga de las Naciones. Fué un error no mandarlo, pues lo lógico es enviar un criminal a representar ante las demás naciones al país en que ha imperado el canibalismo en este último quinquenio.

GENERAL HURTADO WILSON Simbólicamente se le podría representar por un sable hecho de un suncho oxidado. Lo ha utilizado S. E. y camarilla como instrumento inconsciente, para decapitar moralmente a sus compañeros de armas. Debe tener tan oxidada el alma, como el rostro. Quitándole el uniforme militar y vistiéndolo de huaso, todos lo confundirían con un cuatrero o ladrón de caminos.

(1)Digo que tiene la cabeza de remolacha no por el color, sino por la “dulzura azucarada” que emana de su rostro. (2) La F. O. de Magallanes fue asaltada; sus moradores asesinados; las mujeres de los obreros violadas y algunos de ellos fondeados. Para borrar toda huella, se quemó el edificio. Todo organizado y anunciado por las autoridades.