El compañero ROLANDO MOLINA es encarcelado

por repartir proclamas libertarias

Mientras el estudiante Rolando Molina, presidente del Ateneo Estudiantil, viajaba al sur y repartía proclamas en el tren incitando a los campesinos a organizarse, fue encargado reo en la estación de San Fernando por cuenta de un, señor Vidal Arellano, diputado, quien, según se nos informa, tenía animosidad personal en su contra, y por el Ministro Molina, discípulo aventajado de Astorquiza, quienes viajaban en el mismo tren. Tan pronto como en Santiago se tuvo conocimiento de la arbitraria detención, el presidente de la Federación de Estudiantes de Instrucción Secundaria, institución de la cual el apresado era secretario general, puso un telegrama al Ministro del Interior y otro al Presidente de la República, imponiéndolos de este atentado a las libertades ciudadanas. Por otra parte, el presidente de la Federación de Estudiantes de Chile telegrafiaba también al Excmo. señor Alessandri. Como las cosas se agravaran se dirigió a San Fernando un director de la Federación de Estudiantes de Chile. Al llegar se encontró con que la pacífica ciudad de San Fernando se encontraba indignada por la arbitraria detención. Los estudiantes y los obreros preparaban un gran comicio público de protesta y la prensa ponía grandes páginas anunciando los detalles del hecho. Mientras tanto el Ministro del Interior y el Presidente de la República se habían puesto ya en comunicación con la intendencia inquiriendo datos. La más alta autoridad de la provincia informó que a su juicio no había motivo suficiente para adoptar semejante conducta. Sin embargo, el juez Molina, a quien tocó actuar en el famoso proceso de los subversivos, nombró fiscal a un caballero, Manuel Araneda, intransigente abogado conservador. Este caballero informó que por haber ordenado su prisión “personas respetables” (¡gran argumento!) era más que motivo suficiente para denegar en absoluto su excarcelación... Afortunadamente, tocó actuar después a un juez de espíritu sereno y, comprensivo, quien concedió libertad bajo fianza al encarcelado. En este proceso actuó en defensa de Rolando Molina el inteligente y joven abogado de San Fernando, señor Eduardo Ferrada Labatut, quien comprometió la gratitud de los estudiantes. Su nombre se viene a agregar a la lista de las defensores de los subversivos señores Arturo Alessandni Rodríguez, Jorge Gallardo Nieto, Carlos Vicuña Fuentes, Agustín Torrealba, Osvaldo, Pacheco, Daniel Schweitzer y otros. Durante la prisión de Rolando Molina los estudiantes y los obreros desplegaron una actitud digna de encomio, destacándose por parte de los estudiantes el profesor de la Universidad Popular Lastarria, señor Luis Custodio Muñoz, y por parte de los obreros el señor Guillermo Díaz, delegado de la Federación Obrera de Chile en San Fernando, a todos nuestros agradecimientos. Los diarios “La Opinión” y “La Palabra” ofrecieron asimismo su espontáneo concurso. Durante la prisión del Ateneo Estudiantil, el diputado señor Juan Bautista Martínez, de paso en San Fernando, prestó utilísimos servicios, descuidando durante unas cuantas horas que le eran preciosas, asuntos particulares que lo llevaban a esa, por gestionar algunos trámites de interés para la libertad del compañero preso. Se nos pide también dejar constancia de la buena voluntad y toda clase de facilidades que le prestaron, el alcaide de la Cárcel señor Mendiluces, como asimismo el sub-alcaide.