EXTENSION MUSICAL

Discurso del Presidente del Centro del Conservatorio Nacional de Música

«Nuestro pueblo tiene grandes disposiciones musicales ». Esta es una frase, muy manoseada, pero que no pasa de ser una frase. Con que el pueblo tenga un oído relativamente bueno, y un sentido más o menos primitivo del ritmo, grandes y pequeños se sienten satisfechos. Nadie mueve un dedo para cultivar tales disposiciones, y –claro estᖠla cultura musical del pueblo no va más allá de los onestep, o de la romanza pueril de alguna mala ópera añeja. Más, no se vaya a pensar que la predilección por lo pésimo en música es esclusividad plebeya. No; ella se encuentra igualmente desarrollada en la que nosotros llamamos aristocracia. La diferencia entre unos y otros, estriba en que mientras los primeros puedan justificar su nulidad sensitiva, los segundos no pueden justificarla. La buena música, entre nosotros se paga, a precios de lujo. Sólo pueden disfrutarla los señores opulentos y las damas opulentas. Para el proletario la buena música es un manjar exótico que nunca gustará. He aquí como en el mundo en que vivimos hasta la belleza pura se vende a tanto la partícula; y he aquí como en el mundo en que vivimos hay gentes que jamás gozarán de la belleza. Es esto lo que nos ha movido a realizar la serie de audiciones que hoy iniciamos. No pretendemos hacer conciertos. A los conciertos se va, casi esclusivamente a formular pequeñas críticas, a valorizar mezquinamente a los ejecutantes. Nosotros no deseamos aplausos. Conocernos nuestra insignificancia. Pero lo poco que poseemos lo damos a quienes poseen menos que nosotros. Si dijera que pretendemos hacer un curso gradual y progresivo de depuración y de afinamiento sensitivo, quizás no sería exacto. Más que un curso estos recitales deben constituir reuniones de amigos ansiosos de perfección. Cada cual aportará su parte. Nosotros agregaremos el método; estableceremos una marcha racional de lo simple a lo complejo; de aquello más elemental, más afín con nuestra inesperiencia, a aquello otro más elevado y más puro. En nuestro programa, incongruente en apariencia, partimos del elemento más primitivo: el ritmo; y de su forma musical más accequible: la danza; todo ello dignificado a través de espíritus de selección. Y vamos ascendiendo a través de la melodía, hasta la composición de ambiente, hasta la descripción subjetiva. Para comprender, para saborear esta música. no es necesario un preconcepto estético; no se precisa una interpretación literaria anterior. Estas interpretaciones, estos programas delineados con antelación han hecho un mal infinito a la música. No es razonando como vamos a ascender al vértice de la emoción. El razonamiento, el plan intelectual constituyen la modalidad expresiva de la conciencia; y la música es la palabra ingrávida e intraducible de lo sub-conciente. Es preciso que nos abandonemos a la fuerza de sus maneras, al goce vertiginoso e infinito de su posesión, sin contaminarlo de raciocinio. Sólo así llegaremos a la plenitud mística del sentir. Sólo así, en esta existencia tan restringida, tan humana, nos alzaremos hasta las cimas de la divinidad; y seremos también divinos.

FERNANDO G. OLDINI.

 

Un éxito inesperado. La U. P. L. no había correspondido al entusiasmo del Centro de Alumnos del Conservatorio. Ni avisos en los diarios; ni advertencia a los alumnos; ni siquiera el pedido oportuno del Salón de la Universidad. No obstante a las 6. ½ el hall universitario estaba lleno de gente que esperaba la apertura del Salón. Después de varios tragines y molestias las puertas del aula se abrieron y la sesión comenzó. Ateniéndonos al espíritu de los organizadores, no queremos hacer una crítica de los ejecutantes. Oldini dijo que no se trataba de conciertos sino de lecciones; y desde este punto de vista tanto el primero como el último son acreedores a todos los aplausos y toda la gratitud: La nueva iniciativa del Centro del Conservatorio debe ser comprendida y estimulada. Y no será comprendida, si los jovencitos que asistan a las audiciones no llevan a ellas la humildad espiritual de quien asiste a un curso; y no será estimulada si los dirigentes de la U. P. L. toman el asunto sin el interés y el cariño que estas obras necesitan para vivir. Las audiciones iniciadas el Sábado tienen por objeto llevar el conocimiento y el amor de la música a las clases trabajadoras. Sin embargo casi no asistieron obreros. ¿A qué se debió esto? Sería conveniente que la próxima sesión fuera más anunciada; sobre todo en los círculos proletarios. Si el salón de la Universidad se llena sólo de estudiantes, el objetivo perseguido quedará desvirtuado; y sus beneficios reducidos a un mínimum casi inapreciable. Y esto sería francamente doloroso.

(Nota de In Redacción)