La Respuesta de los Estudiantes Peruanos

Contestación de la Federación de Estudiantes del Perú.

Con relación al mensaje que la Federación de Estudiantes de Chile ha dirigido a la del Perú, y cuyo texto publicamos oportunamente, ofrecemos ahora la respuesta enviada por los estudiantes peruanos.

El presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, ha contestado el mensaje en los siguientes términos: Señor Presidente de la Federación de Estudiantes de Chile.–Santiago.– Compañero: La Federación de los Estudiantes del Perú, ha tomado en debida consideración, el importante documento a ella dirigido por la institución similar de los universitarios de Chile, y el cual, a causa de situación anormal y transitoria, ha sido primeramente conocido y equivocadamente contestado por un grupo, que por intromisión de factor extraño a nuestro gremio, se atribuye la personería de la juventud estudiosa del país. Debemos, ante todo, declarar la simpática acogida que dicho mensaje ha merecido no sólo de los estudiantes, sino de todos aquellos que han sabido apreciar en él la insospechable sinceridad de anhelos que lo informan. Podríamos afirmar que la juventud peruana, que conoce bien la calidad de ideas de la campaña que desde ha tiempo tiene emprendida la nueva generación de Chile, esperaba la voz fraternal de nuestros jóvenes compañeros del sur, que viniera a decirnos, con el gesto viril del que nada teme cuando se defienden principios superiores, que somos más en la pacífica cruzada de predicar la justicia y la armonía entre los pueblos. La juventud peruana, consciente del alto rol que como tal le corresponde, no ha permanecido indiferente a los grandes dolores que han afligido a la humanidad en los últimos tiempos, cuando ingentes masas de hombres, sin responsabilidad inmediata, han sufrido el duro castigo de la guerra por su inacción o desgano para intervenir con eficacia en los problemas vitales que a todos y a cada uno de los hombres corresponde. Precisamente, la fecha conmemorativa del primer siglo de nuestra emancipación política, ha sido época en que hemos intensificado la fecunda meditación en que estábamos. Volviendo, por un instante no más, la cara al pasado, no para sumirnos en la quieta contemplación de sus errores, hemos extraído de él nuevos y poderosos estímulos en la obra de bien que nos preocupa. Y no hemos podido, en el noble afán de estudiar la satisfacción de nuestras necesidades sociales, considerarlas como problemas aislados de las de los otros pueblos, ni restringir nuestro amor al hombre a los que han nacido cerca de nosotros, sino que abriendo nuestra inteligencia a los conceptos más nobles y más hermosamente humanos, hemos ensanchado el corazón y nuestro afecto a todos ha comprendido. Un aspecto de la campaña por la justicia universal, es el propender a la reparación de errores que por su calidad no pueden ser olvidados. Nuestro pueblo no ignora las viriles actitudes de la juventud chilena, cuando los que nacieron con nosotros, dentro de la misma circunscripción territorial, fueron expoliados por los propios hombres de una generación que tan responsable se ha hecho ante la conciencia del continente. En proceso mental prodigioso, esa juventud supo arrancarse prejuicios que le fueron inyectados en su propia sangre y rompiendo con el pasado en lo que éste tenía de oprobio, enarbola en el cielo de América, la bandera de una nueva verdad. Más, para que la humanísima doctrina gane más la inteligencia de los hombres, mientras el largo proceso de su implantación se realiza, urge que esa juventud emprenda seria campaña en su país, por la solución del viejo problema que nos divide, de acuerdo con los principios de justicia, única forma de estabilizar la armonía entre nuestros pueblos. Sabemos bien lo gigantesco de esta labor, con cuantos intereses hondamente arraigados se habrá de tropezar; pero ello, en verdad, es poco, si se le compara con el triunfo definitivo y total de la justicia en el universo. Al responder al mensaje que la Federación de Estudiantes de Chile nos envía, nos congratula sobremanera, restablecer relación de ideas con una juventud que piensa como nosotros en el problema que agita a nuestros dos pueblos, y, en general, a todos los del globo. La América, de quien esperan tanto los grandes directores de su intelectualidad, debe estar orgullosa de una juventud que en busca de una nueva moral y de un nuevo orden, ha sabido romper con los dogmas de la vieja educación y elevando su corazón y su inteligencia ante la fuerte sugestión del amor y la justicia, propicia, a su iniciativa, entre las juventudes de América, una fecunda y permanente solidaridad. Lima, 20 de Agosto de 1921.

El Presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, JUAN FRANCISCO VALEGA.