Sobre Sindicalismo y Organización

En países poco evolucionados, como el nuestro, a causa de estar entrando solamente ahora en la fabricación de algunos de sus consumos, forzado, más que por un espíritu emprendedor, por la necesidad a que lo sometió la última gran guerra, el desarrollo de la mentalidad proletaria marcha tan atrasado como la industria que ocupa sus actividades, En los pueblos de industria avanzada de la Europa occidental, los trabajadores están divididos en dos grandes corrientes respecto a la lucha contra capital:- Los que preconizan la conquista del poder político para su emancipación, y los que creen que sólo la acción directa es de resultados eficaces para cambiar el actual régimen. Pero estas dos corrientes son perfectamente definidas, no es posible confundirlas; tienen caracteres propios que las individualizan. por decirlo así, y, consecuencialmente, ponen en práctica medios propios de lucha. Aleccionados par una larga experiencia en sus luchas contra el patrono y el gobierno, las corporaciones, sean de índole política, sean de acción directa, piensan que la unidad de criterio de sus respectivos componentes es requisito indispensable para una acción eficaz. Tratándose de los sindicatos de oficio, que es lo que nos interesa en este somero estudio, ellos están organizados por industrias, pero no en sentido restringido, sino en el amplio sentido de incorporar en ellos a todas sus ramas. El Sindicato de los Transportes, por ejemplo, incluye a todos los obreros ocupados en el país, o en una región determinada, que se dedican a la movilización de pasajeros o mercaderías, y no solamente a una de sus ramas, como ocurre entre nosotros. En este sindicato están afiliados los ferrocarrileros, los tranviarios, los choferes, los cochroes de tracción animal, etc., etc. La ofensa, el atropello hecho a uno solo de sus afiliados, basta a veces para producir un paro general de toda la industria.

Entre nosotros no ocurre lo mismo. Hemos asistido hace poco a una huelga de tranviarios, que según nuestros informes, estuvo inspirada en poderosas razones de orden económico y moral. ¿Pero qué sucedió? Lo que en Chile ha sucedido siempre. Mientras los tranviarios paraban el trabajo, los ferroviarios, los choferes, los cocheros de posta y hasta los carreteleros siguieron trabajando y sirviendo al público entusiastamente, como que se trataba de aprovechar la ocasión y embolsar algunos pesos más que de ordinario. Este error de organización y esta falta de conciencia serán fatales para los trabajadores. Llega a tal extremo la ignorancia, la ausencia de dignidad, y ¿por que no decirlo? la desvergüenza de gremios y de individuos, que, en casos de huelgas como la de los tranviarios, se aprovechan de la ocasión para expoliar al público, elevando las tarifas. En las líneas de largo recorrido se organizan en estas ocasiones carreteleros y golondrineros, los que abusan del público en forma vergonzosa, aprovechándose de las circunstancias extraordinarias. Lo mismo ocurrió un poco anteriormente con la huelga de panaderos. Los panificadores pararon el trabajo. pero siguieron en actividad los molineros, los fideleros y todos los demás trabajadores en relación con la industria. ¿Es posible que continúe esto así? Lo que más llama la atención es que el gremio que va a declarar un paro no tome en cuenta las circunstancias que anotamos, y se lanza a la huelga, no sólo a sabiendas de que la autoridad estará siempre en su contra, como ocurrió en las huelgas de tranviarios y de panaderos, sino que todos los demás gremios pertenecientes a la misma industria se quedan perfectamente indiferentes hacia la huelga, pero muy atentos a sacar partido de la huelga misma. ¡Esto es estupendo! ¿Van los trabajadores a seguir encerrados en la concha de caracol del pequeño sindicato? De ser así, sería inútil toda organización.

M. J. MONTENEGRO.