El Cartel de Hoy

La revolución tiene un enemigo implacable la sociedad vieja; como el cirujano tiene el suyo: la gangrena. La revolución estirpa todo lo que es tiranía en todo lo que es tirano. La operación es espantosa: cruenta; pero la revolución la practica con mano segura. Cuanto a la cantidad sana de sangre que sacrifica, pedidle a Boerhave su parecer. ¿Que tumor puede cortarse sin que produzca pérdida de sangre? ¿Que fuego puede extinguirse sin que el incendio devore su parte? Estas necesidades terribles son condiciones precisas del éxito. Un cirujano tiene algo parecido con el carnicero; el que cura puede ofrecer las apariencias del verdugo. La revolución se consagra a su obra fatal. Mutila, pero salva. ¡Qué! ¿le pedís perdón para el virus? ¿Queréis que sea clemente con lo que es venenoso? Pues no os atenderá; se apoderó del pasado y acabará con él. Hace a la civilización una incisión profunda de donde brotará la salud del género humano. Sufrís sin duda; pero ¿cuánto durará el sufrimiento? El tiempo que dure la operación. Después viviréis. La revolución amputa a la sociedad originando la hemorragia que se llama la felicidad humana.

Víctor HUGO.