El Cartel de Hoy

Dos carneros, uno negro y otro blanco, dándose de cornadas estérilmente por una brizna de pasto, mientras sus patas se pierden en un potrero como un océano. Así, Chile y el Perú, peleándose durante cuarenta años por Tacna y Arica. Como los carneros, enflaquecidos por la riña permanente, y, excitados por los parásitos que aguijonean sus carnes magras, así se han degenerado estos dos países, azuzados por toda la canalla, que, para mantenerse en el poder, aniquila las finanzas comprando armamentos, esparciendo propagandistas ociosos, introduciendo en todas partes espías ruines, manteniendo en todo el territorio una plaga de militares sanguinarios. Somos dos países ricos: tenemos oro, plata, salitre, carbón, cautchu, lino, algodón, cereales y frutas para abastecer a toda América. ¡Sin embargo, por todas las calles y por todos los caminos ambulan los chilenos y los peruanos semi desnudos y famélicos, acosados por todos los dolores, mordidos por todas las enfermedades! Los de arriba no ven esto, porque los amos no se duelen de las heridas de los siervos, a los cuales engañan con el vislumbre de los oropeles y las banderas; pero los de abajo ya empiezan a despertar y, ahora, no será tan fácil excitar a la bestia apocalíptica, que duerme en el pueblo, para lanzarla a las fronteras. ¡Ya sabemos que los verdaderos enemigos están aquí adentro! ¡Los enemigos de Chile son los patrioteros chilenos; los enemigos del Perú los patrioteros peruanos! ¡Sus gritos ya han caído en el vacío! Y si arman a los dos pueblos, los carneros no se destrozarán a cornadas, sino que se quitarán de encima a los parásitos y pastarán en el campo, apaciblemente.

JUAN GUERRA.