El Congreso Ferroviario de San Fernando

El asunto de mayor importancia social, mirado desde un punto de vista sindicalista, lo constituye el Congreso Ferroviario de San Fernando, celebrado en la primera semana de Agosto. Estaban representados en ese congreso fuera de los consejos pertenecientes a la Federación Obrera de Chile, la Sociedad y la Federación Santiago Watt y un pequeño núcleo católico. Fuera del deseo de cohesionar el gremio, existía con anterioridad al Congreso, el anhelo de segregar a los grupos ferroviarios comprendidos en la F. O. de Ch. No causó sorpresa, por la razón indicada, la presentación de la moción que organizaba la Federación Ferroviaria independientemente de la Federación Obrera. Es cierto que esa moción fue atenuada por otra –aprobada también– que acordaba mantener delegados ante la Junta Ejecutiva Federal. La moción proponiendo la autonomía fue votada por los elementos que, con mucha razón, repudian la intromisión de partidos políticos en los sindicatos y por los que viven a la sombra del legalitismo. El hecho de que el gremio ferroviario se haya cohesionado, es un paso que no puede menos que aplaudirse; pero el intento separatista resulta antipático, porque si algo se persigue hoy, es unir las fuerzas obreras y no dividirlas. Y creando sindicatos autónomos, y haciendo autónomos a grupos obreros que hasta ayer fortificaban al unidad, no se beneficia a la clase proletaria; se la imposibilita para la acción, se la anestesia y se la prepara para una expoliación más intensa. Sembrar la división –aunque sea con sanas intenciones– cuando la burguesía está unida y organizada contra el pueblo, es hacer obra negativa, es trabajar por el suicidio colectivo. Tomar como pretexto para separar un sindicato de la Federación Obrera la adhesión que ésta ha formulado a la Internacional de Sindicatos Rojos, es un mal pretexto porque la tal adhesión, no ha hecho a la Federación ni más política, ni más revolucionaria, ni menos revolucionaria. Contrarrestar la acción de los comunistas, en cada sindicato, cuando estos hubieren intentado subordinar la organización a sus conveniencias de partido era lo único que racionalmente debía haberse hecho.

González Vera.