LOS ESCRITORES Y LA MUSICA

LA CERRAZON MUSICAL DE LOS LITERATOS CHILENOS

Capítulo II que trata, lo mismo que le anterior, de las aptitudes musicales de algunos escritores, y al cual se agregan fermosas observaciones.

GARCIA OLDINI, (Contestando su carta).—Todos los músicos que escucharon su primera conferencia la entendieron tal como yo la entendí, y están de acuerdo conmigo, por consiguiente yo no le atribuyo nada que no sea la verdad. Todas las observaciones de carácter musical e histórico que hace el señor García en su carta son falsas. Vuelvo a repetir, que, según mi modesta opinión, para tener un buen criterio musical es necesario escuchar mucha música y no masturbarse el cerebro divagando en libros de estética. Esto no lo afirmo por el simple placer de ver la paja en ojo ajeno, no, porque gracias a Dios y a la Virgen Santísima yo no soy cristiano, tampoco digo esto en son de ironía. Aunque la ironía tenga la eficacia de la penca en manos de un huaso, a mi jamás me ha gustado practicarle.

DON SAMUEL LILLO.—Cuando niño (esto hace un montón de años) aprendió a tocar el trombón a vara, (de aquí la pulcra mesura de sus versos), pero después se dedicó de lleno al estudio de la trompeta y el clarín. El Padre Eterno lo tiene contratado para que toque la trompeta del Juicio Final.

VÍCTOR DOMINGO SILVA.—Víctor Domingo, silbva.

DUBLE URRUTIA.—Cultísimo de charla amena y muy simpática, tiene el raro y muy mentado privilegio de ser un “moreno de ojos verdes”. Sobre música opina mucho y con bastante acierto. Pero por desgracia ahora se ha convencido que el silencio es de oro y la palabra de dublé.

WALDO URZUA.—Se da cuenta que están ejecutando la Canción Nacional, cuando repara que todo el mundo se ha sacado el sombrero. Su cerrazón musical es hermética, remachada y colorada.

DANIEL DE LA VEGA.—Desde su más tierna infancia se aficionó al organillo. El doctor se lo ha prohibido terminantemente.

GABRIELA MISTRAL.—Cree que el mejor compositor actual es Aníbal Aracena Infanta, el aficionado a las rondas.

EUGENIO LABARCA.—(Coeur de moineau).—¡Cuántas veces, cuando el sol poniente, y la violeta duerme dulcemente, su corazoncito de chincol no se ha sentido herido por el trino de alguna avecilla que el Céfiro coquetón le enviara desde la selva umbría! ¡Cuántas veces al reirte lloras! A los conciertos no asiste porque los hombres tocan con excesiva emoción y lo hacen sufrir tanto! ¡Malos, no más!

ROXANE.—Desde su balcón florido, hace muchos años que espera a cualquier Cyrano que le entone cualquier serenata.

IRIS.—Esta gran dama cree que la tambora es el único instrumento digno de aprecio, porque se toca en círculos de pergamino.

ICH GROLLE NICHT.