Los beneficios de la Embajada Fascista

Se persigue a los obreros organizados de Valparaíso

Los obreros organizados de Valparaíso estábamos en la creencia de que no volveríamos más a ser víctimas de las insidias y maquinaciones del recordado Prefecto Caballero, de triste memoria en este puerto; pero en los últimos quince días hemos tenido que ser testigos de los más bochornosos incidentes callejeros, todos ellos provocados por la torpe testarudez de un atrabiliario Prefecto policial, con arrestos de dictador en miniatura. Los incidentes a que hacemos referencias tuvieron su origen en la visita a este puerto de la nave “ITALIA”, portadora de una embajada fascista enviada por Benito Mussolini, el siniestro jefe de las hordas de camisas negras de Italia. Con anterioridad a dicha visita, estando reunidos en el local social de la I. W. W. un grupo de trabajadores, se presentó el agente encargado de vigilar ese local y le notificó al compañero Pedro Ortúzar la orden del Prefecto Carrasco de presentarse esa misma noche ante su presencia. El compañero Ortúzar le contestó que como el no era empleado de policía, no tenía por qué acudir a las órdenes del Prefecto. Agregó además, que si tenía el Prefecto Carrasco la intención de encarcelarlo a él o a cualquier otro miembro de la I. W. W., que mandara una orden judicial y se le condujera preso. Al día siguiente, el mismo agente nos notificó que la tal citación del Prefecto era para comunicarnos que había recibido órdenes terminantes del Gobierno, de disolver violentamente toda manifestación contraria a la Embajada Fascista. Contestamos que estando anunciado un mitin para el día siguiente en la noche, no podíamos postergarlo ni suspenderlo por el mero capricho de un Prefecto de Policía, que desconocía con esta amenaza nuestros derechos a reunirnos libremente y sin aviso alguno. Fue este motivo suficiente para que al día siguiente al reunirse los trabajadores en la Plaza O`Higgins, cayera de improviso sobre nosotros la Policía montada que, sable en mano, nos dispersó a hachazos. Igual cosa pasó el día Jueves en el mitin semanal que todos los Jueves, desde hace tres años, celebra en la Plaza Echaurren el Departamento del Transporte Marítimo de la I. W. W. En esta última reunión fueron tomados presos dos compañeros que eran sindicados de “dirigentes” del mitin. Ante esta provocación policial, se reunieron extraordinariamente los gremios marítimos adheridos a la I. W. W. y acordaron comunicar al Comité Obrero anti-Fascista de este puerto, su decisión de efectuar un paro general de protesta contra los atropellos, el día Lunes, por 24 horas, y pedir que se invitara a los choferes y a los tranviarios adheridos a la Federación Obrera de Chile o Partido Comunista. Como es natural, el Partido Comunista saboteó el movimiento y la Junta Provincial en masa asistió a una asamblea del gremio de tranviarios, donde atemorizaron a los trabajadores de ese Consejo, diciéndoles que todos serían reemplazados si se paraban. A pesar de esto, los tranviarios votaron el paro de 24 horas por 118 votos a favor contra 11 por la negativa. En vista de esto, la Junta Provincial notificó al Consejo que el movimiento no estaba autorizado por la Junta Ejecutiva de Santiago y por consiguiente lo desautorizaba. Los elementos comunistas tranviarios ayudaron esta labor de la Junta, y los tranviarios, sin reconsideración alguna del acuerdo anterior favorable al paro, no se pararon. En vista de esto los gondoleros tampoco se pararon. El paro fue total en la bahía, donde no se movió una sola lancha el día Lunes. Los estucadores y el Departamento de Construcción de la I. W. W. y los sastres, también paralizaron sus labores. Las comisiones terrestres se organizaron en una columna en la calle Prat frente a la construcción de la Caja de Ahorros, para de ahí encaminarse al salón de la calle San Ignacio. En esos momentos, ocho de la mañana, llegó en su automóvil el Prefecto Carrasco, quien de viva voz y lanzando maldiciones y amenazas a destajo, ordenó al oficial que disolviera todos los grupos de trabajadores y que no dejara pasar a nadie para el lado del Almendral. Fuimos nuevamente sableados y atropellados por la policía. Rehicimos la columna en la Plaza Aníbal Pinto y de allí seguimos por Condell hacia el Almendral, en completo orden y cantando himnos revolucionarios. Notamos si que a nuestra retaguardia marchaba un gran piquete de guardianes montados y en cada boca calle encontrábamos numerosos grupos de policía montada. Ya no nos cabía duda de que algo se intentaba en nuestra contra. A la altura de la explanada que queda frente al Parque Municipal nos cerró el paso el Prefecto de Policía que, desde su auto, impartía órdenes a los oficiales de la tropa. Nos encerraron de esta manera en un cuadrilátero de policía montada y de a pie, que, a una orden del Prefecto, cargó a sablazos contra nosotros atropellando aún a los transeúntes que tuvieron la mala suerte de quedar dentro del cuadrilátero. En este punto ordenó el Prefecto la detención de seis compañeros que fueron conducidos en el acto a la 2.a y 3.a Comisarías. Apenas llegados fueron los seis puestos a disposición del 2.º Juzgado, acusados de GRITAR CONTRA LA EMBAJADA ITALIANA, APEDREAR A LA POLICIA, INCITAR A LA HUELGA ALTERANDO EL ORDEN PUBLICO Y APEDREAR LOS EDIFICIOS Y TRANVIAS. El Juez del 2.º Juzgado, SIN OIRNOS Y SIN TOMAR DECLARACIÓN a las pruebas que nosotros ofrecimos, para probar lo falso de la acusación, y sin haber ningún reclamante en nuestra contra, nos detuvo durante SEIS DIAS, sin dar lugar a la excarcelación bajo fianza y nos condenó a CUARENTA Y UNO, Y VEINTISIETE PESOS DE MULTA a cada uno. Un escrito que presentamos apelando fue proveído NO HA LUGAR. Debemos agregar a todo esto que el pueblo entero de Valparaíso y la policía misma pueden atestiguar que no hubo un solo vidrio quebrado, ni siquiera el menor incidente, puesto que todos ya sabíamos que los tranviarios no se paraban, pues su local estaba custodiado por policía montada como igualmente el local de la Junta Provincial en previsión de que los huelguistas pretendieron presionar para ir a un paro general. Desde ese día en adelante, nuestros locales sociales fueron vigilados día y noche por verdaderos ejércitos de tropa policial lo que hizo extenderse a otras ciudades el rumor de que el local de la I. W. W. había sido allanado nuevamente y sus asociados metidos a la cárcel. Así las cosas, el Martes se largó el “Italia” con rumbo al Norte y esperábamos que con esto el supuesto estado de sitio implantado por el Prefecto Carrasco sería levantado y todo volvería a la normalidad. Nos equivocamos redondamente, pues nuestra acostumbrada reunión en la Plaza Echaurren fue disuelta el Jueves pasado violentamente y conducidos presos los oradores que estaban en la tribuna. Se dio como razón que con las reuniones en ese punto se dañaban las plantas que eran pisoteadas. (Advertimos que en ese punto no hay plantas, sino dos grandes palmeras que no pueden ser pisoteadas.) Posteriormente, otro mitin en la Plaza Ecuador también fue disuelto violentamente a caballazos y el oficial encargado de la tropa arremetió contra el ocupante de la improvisada tribuna, derribándolo por tierra. Como no es posible calcular las consecuencias de estas arbitrariedades, señalamos a la opinión pública los verdaderos responsables de este odioso estado de cosas implantado en Valparaíso y damos la voz de alarma a la prensa libertaria para que estemos en guardia sobre los nuevos atropellos que nos sobrevendrán y que son síntomas de un plan gubernativo fríamente madurado y que, puede asumir iguales o mayores proporciones que la represión sanfuentina de 1920.

EL CORRESPONSAL.