ARGUMENTO CONTUNDENTE

En artículo anterior llamábamos la atención de los trabajadores de Santiago hacia el alza inminente del tarifado tranviario y excitábamos al pueblo para una brava campaña contra ese atentado inaudito, próximo a realizarse. Al punto a que hemos llegado, ya no vale, ya no es procedente desarrollar tesis jurídicas sobre los contratos entre la Empresa de Tranvías y la Municipalidad. El asunto está debatido con exceso y seria ocioso repetir argumentos jurídicos o morales para convencer a una Empresa que se ha encerrado en una terca testarudez, fiada en el Poder del Dinero que ha derrochado a manos llenas para llevar el soborno a todas partes. No. No se trata ya de discutir tesis legales. No se trata ya de aducir nuevos argumentos. No es el caso de allegar al debate mayores pruebas de convicción contra el audaz golpe de mano con que la Empresa pretende doblar sus entrada para acrecentar su poder avasallador, para crear, dentro del Estado, otro Estado despótico, extralegal y atentatorio del derecho de los ciudadanos. No se trata de nada de eso. Pasó ya la oportunidad de los argumentos jurídicos o legales. Lo que ahora debe hacerse es algo más contundente, algo que valga más que los argumentos hablados o escritos; algo que demuestre a la Empresa que al Poder del Dinero puede oponerse una rebeldía consciente que valga como argumento decisivo contra sus desorbitadas e inauditas pretensiones. Dentro del mismo pueblo está la levadura de esta evolución salvadora. El día que cien mil obreros –las presuntas víctimas de la avaricia de los explotadores extranjeros,– se echen a la calle en son de protesta contundente, ese día será el principio del fin; ese día habrá cambiado fundamentalmente la faz del problema tranviario; ese día la Empresa y todos los explotadores del músculo, pensarán dos veces antes de resolver un zarpazo!... Con que manos a la obra. No es posible que la desidia, la indiferencia popular, esté dando alas a los audaces para ensañarse contra el pueblo obrero en esta época de crisis en que tanto cuesta tirar de la vida, esta vida que es una interminable vía-crucis para los productores, para los que viven de pequeños sueldos y salarios.

Hermano: Un día, cualquier día, cojeras un estaca y te echarás a la calle...

M. J. Montenegro.