LOS DEMOCRATAS Y LA LUCHA DE CLASES

I

En Talca, la clásica ciudad de los hechos extraordinarios; allí, donde tiene origen todo lo estupendo; En Talca, donde florece la higuera y los duendes traban conocimiento con las personas, allí han celebrado los demócratas su Convención. Y con ella, el teatro nacional ha cobrado nuevo incremento, porque se le ha añadido una comedia más de corte criollo... Para probar al pueblo obrero que la llamada Democracia es una doctrina avanzada, se convino entre los asistentes proponer que el partido fuese a la lucha de clases. Pero también se convino en que este voto sería rechazado, como un homenaje a la oligarquía de hacendados y banqueros, en cuya compañía los demócratas explotan el Presupuesto. El de los demócratas es un doble juego. La proposición fue lanzada como un señuelo en la rebusca de adeptos que engruesen el partido, para que unos cuantos famélicos sigan echando algo sólido en sus tripas. Y luego el rechazo de la proposición envolvía un halago a la Oligarquía –¡no somos subversivos!– para seguir contando con su benévola tolerancia en el reparto de prebendas... Con esta dualidad de procedimientos, los demócratas pretendieron contentar a obreros y a oligarcas. Pero es lo cierto, que la comedia, urdida en forma grosera, sin una brizna de arte, no ha logrado convencer al público para el cual se representaba. Farsantes, como es forzoso que sean todos los políticos, fueron a Talca, como pudieron ir a la Meca, a representar esa comedia que ni siquiera tiene el mérito de engañar al más pobre de espíritu... ¡Los demócratas proponiendo la lucha de clases! Pero la gente que conoce bien a los demócratas entiende que esta su lucha no ha sido, no es, ni será nunca una lucha de clases, sino la lucha por el empleo, la lucha por acaparar puestos para los correligionarios, peleando por ellos con los burgueses con un encarnizamiento y una saña que más que hombres parecen fieras de presa, disputándose a dentelladas los despojos del país...

II

¡Lucha de clases! Cuando se tiene un pasado que es una demostración evidente de que el demócrata, como todos los partidos políticos, se fundó para medrar a la sombra del Presupuesto, es risible esto de hablar de lucha de clases.

Y el presente, que no es más que una reafirmación de su pasado, nos demuestra elocuentemente el aserto. “La legitima influencia del Partido”, de que con tanta frecuencia hablan los demócratas, no puede ejercerse en otra forma que llevando sus hombres al comedero oficial. Según ellos, esa legítima influencia debe darles las llaves del Tesoro Público, a fin de que la plata de todos sirva para comprar adeptos, que a su vez se convierten en nuevos aspirantes al empleo. ¡Lucha de clases! Nó. No es la lucha de clases la que, por sus antecedentes y por sus consecuentes, puede abordar el Partido Demócrata. Muy al contrario, lo que se está formando alrededor del Presupuesto de la Nación es una nueva casta de parásitos, no clasificada todavía en el mundo de los insectos dañinos: el Mytilaspis de Blusa...

La lucha de clases propuesta en la Convención de Talca, debe entenderse en su verdadero sentido, o sea la Lucha por la Presa... Con la fundación del Partido Demócrata, el parasitismo burgués recibió un notable incremento. Las consecuencias las sufren las cajas fiscales que hoy día suenan a hueco...

M. J. Montenegro.