ROSA DE LOS VIENTOS

Don Enrique Molina y el arte joven

A la fuerza lo hacen acordarse a uno del cuento de los viejos que fueron a conocer al elefante. Llega el ciudadano don Enrique Molina y le topa una pata al arte nuevo y queda creyendo que es simplemente un poste y enseguida en el mejor de los mundos: da una conferencia en cualquier parte, come y digiere sin mayor novedad y la satisfacción del deber cumplido. Más allacito el tembloroso Hernán Díaz Arrieta, pilla orinando al elefante y cree que se parece a una llave de agua que es necesario cerrar antes que se salga toda. Pobre “Alone” y pobre apóstol de la democracia latinoamericana. Claro. No es lo mismo hablar de arte, que enseñarles gramática a los chiquillos de Concepción o prestarle para cualquier comisión de Gobierno o tamborearle a los múltiples gobiernos militares de la lejana República de Chile.

“El Derecho de Matar”

Allá por Bolivia, Serafín del Mar y Magda Portal publican su libro “El Derecho de Matar”. Saludamos en los admirables carteles de estos compañeros, perseguidos por el Mussolini Leguía en el Perú y ahora arrojados nuevamente de Bolivia. Desde allá nos llegan palabras anarquistas de estos poetas entusiastas y sin medida. Sin en esas tierras no los quieren, que no piensen que aquí estamos siquiera algo mejor. Aquí también hay tiranuelos empaquetados en sus caprichos, también hay literatos arrastrados y además críticos tontos como cajones.

Mario Castillo.