UN CUENTO DE RUBEN

La señora Leonor, maestra de escuela, literata y solterona, ensaya con sus alumnas la rima consonante, que con tanto ardor cultivara en sus años juveniles, ese genio trasnochado y ambulante que se llama Pablo de Rohka. Ofrece un peso por cada rima instantánea. Se levanta una alumna y dice: –Me llamo Rosa– de las flores la más hermosa. (Gana un peso). Otra dice: Me llamo Ester– si me quieres, sé querer. (Otro peso). La maestra dice: Me llamo Leonor– estoy enferma de tanto amor. (Se guarda un peso). Otra dice: Me llamo Sara– tengo morena la cara. (Un peso). Finalmente, se levanta una alumna muy grande, pero bien grande y dice con suspiros: Yo me llamo Lucha... (expectación en la clase, silencio, sonrojos, sonrisas, etc.) y tengo muy grande el corazón... Una chaucha por la aproximación, dice la maestra. (Escrito especialmente para “Claridad”).