NOTAS Y COMENTARIOS

El Consejo de Educación Primaria.

Es un organismo inservibles que con su actitud atrabiliaria, está entorpeciendo la marcha de la educación en Chile, oponiéndose a toda reforma fundamental que exige, más que nunca, el anacrónico sistema educacional, que para vergüenza, todavía poseemos. Es verdad que la acción de los profesores organizados se dirige en franca oposición, contra las autoridades de aquel servicio. Se requiere, sin embargo, una vigorosa campaña, en que se mezclen fuerzas de ignorancia vital para la educación, dirigidas al derrumbe de aquel organismo. Sus acuerdos torpes, movidos por la más baja politiquería, por desmedida esgrima del favoritismo y del empeño, están desquiciando al servicio en forma tal, que ese huele a corrompido. Existe además, un jefe del servicio, silencioso capataz de esa administración que solapadamente persigue a los profesores valientes y que oculta su incapacidad y ansia logrera, en la sombra de una oficina pública. Es risible el antojo de nuestras autoridades escolares aferradas en su sitio, sin que pongan oído al crujido de su situación y al avance que tarde o temprano las arrastrará en su desborde incontenible. No debemos admirarnos tampoco de este proceso de corrupción en un servicio educacional, en que repercute, necesariamente, el descalabro enorme en que se despeñan las instituciones del país.

X.

El incidente en la Cámara.

El incidente de la Cámara de Diputados ha provocado un verdadero diluvio de manifestaciones y declaraciones de los diversos grupos que en cualquier forma se disputan el favor popular. Sin entrar en una análisis detallado de las contradictorias declaraciones formuladas, vamos a puntualizar algunos hechos que nos permitan, en parte, aclarar la situación de ciertos organismos que tratan de abrogarse la dirección de las fuerzas proletarias. El manifiesto de los asalariados– en pugna con la primera actitud asumida por los Diputados de ese partido al plegarse a la tendencia civilista de los políticos– permite entrever que hay una marcada concurrencia de propósitos con la exposición de motivos que hiciera en la Cámara el Ministro de la Guerra. Ambos han sostenido que el Parlamento y el Ejecutivo no responden de ninguna manera a las necesidades del momento que requieren una mayor comprensión de los problemas que afectan de inmediato al país. Son, por consiguiente, dos poderes completamente inútiles. ¿Será una simple coincidencia la justeza y exactitud de estas dos opiniones? ¿No responderá ella al desarrollo de un plan determinado, cuyo objetivo sería la clausura del Parlamento, la abolición del Ejecutivo y el entronizamiento de una nueva forma de Gobierno que se apoyaría en el Ejército y en los Asalariados? No nos atreveríamos a adelantar una respuesta afirmativa, faltos como estamos de elementos suficientes para formular un juicio; pero, la verdad es que nos parece muy curioso y sugestivo el papel que los asalariados han desempeñado en este conflicto. Por su parte, el Partido Comunista, que el 23 de Enero se entregará incondicionalmente a los militares para satisfacer más tarde sus ambiciones políticas, se niega ahora a defenderlos y ha propiciado la unión de los trabajadores para detener la reacción fascista, por medio de la dictadura comunista. ¿Será sincero el proceder de los políticos comunistas cuando hablan de combatir la dictadura, siendo que ellos también propician otra dictadura? ¿No tratarán de valorizarse con esta determinación, previendo que si llega a producirse un entredicho que altere el régimen constitucional, aparte de ver alejarse los beneficios que ofrece el parlamentarismo, no serán esta vez el centro de las nuevas actividades como lo fueron en el recordado movimiento de Enero? Sobrados motivos tenemos para hacer esta suposición. En efecto, los comunistas se han negado siempre a prestar su ayuda cuando han sido solicitados por las organizaciones gremiales. No quisieron secundar la huelga de los arrendatarios; han estado vacilantes ante la cooperación pedida por el comité que patrocina la abolición de la ley 4054; y se han opuesto terminantemente a plegarse a más de un paro general realizado con el objeto de protestar por algún abuso gubernativo. ¿Cómo creer entonces en gente que reclama solidaridad sólo cuando se ve amenazada en sus limitados y pequeños intereses de partido? ¿Cómo creer entonces en gente que reclama solidaridad sólo cuando se ve amenazada en sus limitados y pequeños intereses de partido? Un tercer elemento, que felizmente no pesa en la opinión pública y que carece de fuerzas propias y efectivas, ha adelantado por ahí la especie que es preciso amparar cualquier cosa, sea un Ejecutivo o un Parlamento fuerte, siempre que se proponga establecer una dictadura de bien social. Así como queda dicho, una dictadura de Bien Social. Y pensar que todas estas cosas que en realidad no merecen comentarios, se divulgan en nombre del buen sentido y del espíritu práctico. Como se ve, no puede ser mayor la confusión que se nota en las agrupaciones que pretenden orientar el movimiento proletario. No hay en ninguna concordancia de procedimientos para apreciar debidamente la cuestión. Todas está cubileteando lo mismo que los partidos históricos que combaten con tanto encarnizamiento. Estas son, sin embargo, las fuerzas renovadoras que van a construir el edificio del Chile Nuevo!!

A. DEMARCHI.

La agitación en contra de la Ley 4054, el paro de los obreros del Cuero y Panificadores.

La situación de calma producida hasta hace poco en torno de las actividades sindicales se ha quebrado con la actitud de los obreros de la Industria del Cuero, frente a la aplicación de la debatida ley 4054, de Seguro Obligatorio. Esta ley de Seguro Obligatorio, fue acogida por muchos sectores obreros al dictarse, y aún después de comenzar a aplicarse, con un silencio que entrañaba una oscura y pasiva concomitancia. El Gobierno, por su parte, puso y pone un empeño decidido, (enteramente desconocido anteriormente, para la aplicación de cualquier ley de beneficio obrero) en el cumplimiento estricto de esta ley. Se creó con tal objeto la Caja de Seguro Obligatorio de invalidez, enfermedad y vejez, organismo burocrático que se ha expedido con un envidiable celo en el sentido de convencer a los obreros, a industriales y a todo el mundo, tanto de la bondad de la ley misma como del positivo beneficio y protección que significa para el desamparado obrero. El programa de esta Caja ha sido por demás simpático. Ha derrochado millares de pesos en avisos y avisos insertados en los diarios, con lo que ha ganado el silencio de los mismos; ha comprado a cuanto dirigente o traidor obrero se ha puesto al alcance de su cotización; habilidosamente ha conseguido “convencer” a numerosos enemigos de la ley, para lo cual les ha creado una buena situación como asalariados de la Caja. Ha lanzado la sospecha y ha esgrimido la calumnia alrededor de aquellos que con fervoroso celo defienden al trabajador de las garras de esta ley succionadora. Ha gastado todo lo que ha podido gastar en empleados bien rentados, en conferencistas ad-hoc, etc. Y lo menos que ha podido en lo que a la atención médica de los asegurados se refiere. Denuncios y quejas alcanzan a un buen número. Puede verse, pues, la labor tan interesante desarrollada por la Caja y es posible que continúe adelante hasta donde la resistencia obrera la detenga. Los obreros de la industria a que nos referimos antes, habían conseguido detener su aplicación; los patrones a quienes no les conviene tampoco, mantenían una posición un tanto tolerante. La resistencia alcanzaba un buen éxito. Pero, he aquí, que los patrones notificaron solidariamente que desde el Sábado 6 del presente la ley se haría efectiva, iniciándose los descuentos correspondientes. Tal actitud patronal determinó la declaración del paro total de curtiembres y fábricas de calzado, lo que ha dado motivo para la intensificación de una agitación que ha alcanzado a otros gremios, consiguiéndose desde luego la adhesión de varias organizaciones y obteniéndose por otra parte también la paralización del trabajo en las panaderías.

G.