Complicidad entre el Gobierno y la Asociación del Trabajo

Hasta aquí el Gobierno se ha defendido de la imputación que, con sobra de fundamentos se le dirige, de servir los intereses del capitalismo, en desmedro del nucleo obrero, de la masa proletaria. Sin embargo, para quien examine los términos de la cuestión, no puede ocultarse que esa es la función propia de todos los Gobiernos, dentro de la actual organización social y política de los pueblos: amparar a los explotadores, proteger a los poderosos - por poderosos gobernantes - mantener la esclavitud proletaria. Cierto que la tarea se va haciendo más difícil y complicada cada día. - Los núcleos obreros van saliendo de la oscuridad en que los mantiene la infamia de las clases gobernantes, que aún no conciben que la instrucción es una “función social”. Ya se destacan de entre sus miembros individuos que se capacitan, merced a esfuerzos increíbles. Se esbozan propósitos de defensa, revelados en la incipiente organización obrera, organización que va a oponerse a la solitaria unión internacional del capitalismo. Frente a esta “dificultad”, la clase patronal acude al paternal apoyo del Gobierno, de la autoridad. En las huelgas, obtiene que tropa del ejército – ejército de proletarios – impida el perjuicio del capitalista, sea defendiendo la libertad de trabajo (una de las pocas libertades que aún quedan...), sea reemplazando en las faenas a los obreros huelguistas. Ante las dificultades que crea el sindicalismo obrero, se protege la organización patronal. En Chile se ha Inventado - parto difícil de un producto teratológico – la Asociación del Trabajo por los capitalistas; y hoy en día los instrumentos de este poder incontrastable están fomentando la anarquía en las organizaciones obreras, auspiciando la creación de los “sindicatos blancos”. Aparentemente, la Asociación del Trabajo no tiene ninguna vinculación con el Poder, con el Gobierno. Todos sus actos astensibles disimulan el maridaje estrecho de los interesados en la defensa de sus privilegios, dentro y fuera de la órbita de la “iniciativa. particular”, con los representantes del gobierno, que no son sino ellos mismos. Desgraciadamente, incurren de tarde en tarde en errores funestos, que ponen en evidencia la realidad de las cosas. Uno de estos acontecimientos desgraciados acaba de presentarse. Y vamos a examinarlo someramente, con el sólo propósito de dejar de manifiesto que ya no podrá el Gobierno, en lo sucesivo, negar que ampara y sirve y mantiene los intereses y prerrogativas de las capitalistas. Forman parte de la Asociación del Trabajo destacadas personalidades del mundo económico. Son los mismos que especulan con los dineros públicos, que negocian en tiempo de calamidades; que gestionan las grandes filtraciones permanentes, que aprovechan todas las situaciones; que cuentan con representantes en el Congreso, en los Tribunales y en el Ejecutivo. Para caracterizarse con precisión, designan Director General al inefable capitán Caballero, al mismo que tan relevante actuación desempeñó durante la administración Sanfuentes, ordenando poner dinamita de la Sección de Seguridad en el local de la I. W. W . de Valparaíso. La perfidia de esta Asociación patronal se deriva directamente de la perfidia de su perverso Director General. Pero como no basta crear un organismo para hacerlo meritorio, es menester :hacerlo actuar; y para. que actué se elige medios curiosísimos. No dan resultado los asesinatos y crímenes fomentados por la Asociación del Trabajo en la región industrial del carbón; no la prestigia el enganche de obreros para las faenas salitreras; tampoco es un título de simpatía el boicot permanente a los obreros marítimos en los puertos. Sin embargo, el Gobierno y el “caballero”Director General de la Asociación del Trabajo poseen una inventiva fecunda y no son de los que reparan en medios. La semana pasada, hicieron venir de Valparaíso una delegación pseudo-obrera, para pedirle al Presidente de la República la intervención del Gobierno o de un agente de éste en la solución del grave e inédito malestar que reinaría entre el gremio de trabajadores marítimos del vecino puerto. Complaciente y paternal, el Presidente recibió, oyó y atendió “amorosamente” a la pseudo-delegación obrera, y llenó de pasaportes oficiales y de representación autorizada... al Capitán Caballero, al Prefecto de la dinamita!! Con algazara y estruendo -el bombo que la prensa capitalista sabe hacer sonar en las grandes ocasiones- se nos habló durante varios días del “malestar obrero” de Valparaíso; de la intervención que el Gobierno iba a tomar para solucionarlo; de la “comisión” de que se había investido al capitán Caballero, santo prodigioso que iba a poner, con el más puro desinterés...

Hoy, la prensa – olvidadiza, inescrupulosa, prostituída – trae una noticia de interés sobre esto mismo: el Gobernador Marítimo y el Intendente de Valparaíso anuncian que no existen tales dificultades obreras; los gremios marítimos protestan; y el Capitán Caballero, la Asociación del Trabajo y el Presidente de la República – la más alta autoridad – quedan en descubierto. No lo olvidemos: se trataba de un bluff, de una comedia, para prestigiar a la muriente organización patronal. Pero ha quedado limpia, clara, incontestablemente demostrada esta verdad: el Gobierno delega sus funciones en la Asociación del Trabajo, como un socio le encarga a otro socio una gestión cualquiera en la administración y defensa de sus intereses comunes.

Santiago. 19 de Diciembre de 1922

Daniel SCHWEITZER.